Existe una nube gigantesca que nace en mayo, en Niebla, que nos hace vivir la intensidad torrencial de los aguaceros y la manifestación más pura de la naturaleza. Un día de Mawün nace como helecho enroscado, en esa contemplación desde la sencillez, exuberancia cotidiana y parajes impalpables.
La gente de la tierra, la cultura mapuche y los espíritus antiguos son vivos protectores del bosque. Nuestra alma se conecta con ese sentir ancestral, a través del respeto y amor hacia el bosque y a quienes lo disfrutan y protegen.
Nos movemos por la tierra mojada, por senderos guiados por aguas, por ríos y mares que cargan nimbos, y todo crece y crece. Se expanden las nubes cambiando de forma y color. Es el agua presente todo el día, alimentando nuestra esencia de espíritu acuoso, seres de agua, nubes y lluvia.
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